Tan sorprendente como ver a la selección absoluta ganar competición tras competición en los últimos años con cierta soltura, ha sido el primer partido de la Olímpica en la tarde de hoy, sorprendente no sólo la derrota sino la manera en la que se ha producido. Un equipo español lento con el balón y lentísimo a la hora de solventar las innumerables situaciones de gol que han tenido los japoneses fruto del desacierto, nerviosismo, exceso de confianza, apatía o llámalo como quieras a la manera de presentarse ante el debut en esta fase previa.
La verdad es que si repasas nombre por nombre de los jugadores del equipo español es para dar miedo a cualquier rival pero lejos de asustarse el equipo nipón ha sacado los colores a una selección española desconocida y desnortada. Ni en un partido de juveniles se ve a una línea defensiva otorgando tantas oportunidades claras de gol como ha regalado España hoy en Escocia.
El país dominador del fútbol mundial ha sido un juguete en manos de jugadores japoneses tan rápidos como pueriles, inocentes, ingenuos y desacertados de cara a gol. Menos mal que Japón no ha aprovechado todas las oportunidades de las que ha dispuesto y bien es cierto que jugar más de la mitad del partido con un jugador más les ha facilitado las cosas pero es que España no ha hecho nada por tratar de revolverse al infotunio del gol encajado y de la posterior expulsión de Íñigo Martínez ni siquiera Luis Milla ha estado acertado con las sustituciones que favorecieran un cambio de rumbo del partido.
En fin, espantosa aparición olímpica del equipo español que aún tiene posibilidades de enmendar este desastroso comienzo.