jueves, 25 de octubre de 2012

(17) tuve la suerte de dirigir a...Nacho Heras...la victoria pertenece al más perseverante.

Ser futbolista es el sueño de muchos niños y cuando esos niños consiguen formar parte de los equipos inferiores del Real Madrid, la posibilidad de cumplirlo se ve más cerca. Resulta muy frustrante que aparezcan personas que con sus decisiones trunquen esos sueños de niños. Sé muy bien de lo que hablo puesto que yo durante muchos años pensé que una persona era responsable de mi salida del Real Madrid en mi etapa de jugador de fútbol. El paso de los años, la visión en perspectiva que te proporcionan y el hecho de ser entrenador posteriormente, me dejaron claro que si uno no llega a ser futbolista, nunca será responsabilidad de una sola persona sino más bien una multitud de circunstancias que se van sucediendo en el destino.
Nacho Heras entra dentro de ese perfil de futbolista que tiene que salir de un grande no por decisión propia, más bien porque le invitan a marcharse, tampoco por considerarle un jugador sin cualidades, sólo que, puede que en el momento de tomar una decisión sobre su continuidad y la de otros como él, se decidiera apostar por futbolistas sobre los que se hicieran unas profecías que el tiempo está a punto de demostrar si fueron acertadas o no lo fueron. En el caso de este jugador como en tantos otros, sale del Madrid para recalar en el Atlético y es en este club en donde se da continuidad al proyecto de jugador que está terminando ser. Ideal hubiera sido que como le ocurrió a Álvaro Domínguez, el destino le hubiera puesto en el primer equipo colchonero, pero como decía al principio, el destino es caprichoso y aun meciéndolo todo, no siempre nos depara lo que deseamos, y en esto del fútbol mucho más.

Nacho Heras en su etapa del Real Madrid (sentado el primero de la izquierda).


Heras, lateral derecho, ahora en el segundo equipo del Espanyol, sigue siendo constante en su intención de ser futbolista de elite demostrando que a parte de sus cualidades técnicas, físicas y tácticas tiene eso que tanto diferencia a un jugador de fútbol que llega respecto de otro que se queda en el camino, la capacidad competitiva, la perseverancia, la confianza en uno mismo, la ilusión intacta a pesar de los reveses u obstáculos en su trayectoria, y aunque no lo crea, quienes hemos estado en algún momento de su carrera deportiva cerca, nos alegraremos de verle al más alto nivel porque conocemos todo lo que ha puesto para conseguirlo.