viernes, 12 de octubre de 2012

Guardiola, "The Fugitive".

Si el Barça es más vulnerable ahora no es por Tito Vilanova, no es porque Guardiola se haya marchado y dejado huérfanos a la mejor generación de futbolistas españoles de la historia acompañados del mejor futbolista del momento ni siquiera porque Mourinho haya dado con la fórmula de batir al mejor equipo de fútbol en la actualidad, es simplemente porque los éxitos son cíclicos y Guardiola, excelente entrenador, sabía mejor que nadie que el momento del fin está cerca. Puyol y Xavi, especialmente están en el final inexorable de sus carreras y con ellos el final de un ciclo irrepetible en el fútbol mundial. Es cierto que quedan jugadores más jóvenes como Busquets, Pedro, Iniesta, Piqué, Valdés pero los estandartes de esta generación apuntan al final de una época de supremacía en juego y títulos.
El Fútbol Club Barcelona ha hecho algo ejemplar después de aceptar la "huida" de su técnico más laureado, dar continuidad a una filosofía que no implantó Guardiola sino que sólo siguió fiel a un estilo de juego ya instaurado en el club desde hacía muchos años. Vilanova tiene el difícil reto de alargar la vida a un grupo de jugadores que lo han ganado todo y que su nivel de juego tiende a ir cuesta abajo después de haber vivido la etapa más gloriosa del club. El actual técnico del Barça, le está dando su toque, su sello algo distinto al de su predecesor y seguro que terminará por encontrar la manera de sacar el mejor partido para aguantar el adelantamiento del coche del nuevo rico que le pisa los talones mientras él tiene la gasolina justa y los neumáticos algo desgastados.
Todos queremos ver a Guardiola entrenar de nuevo pero esta vez bajo circunstancias menos favorables como en las que se encontró en su primera etapa como entrenador profesional. De la misma forma, queremos ver a Vicente del Bosque entrenando en condiciones como cuando lo hizo en Turquía, a ser posible que le dure un poco más de tiempo la experiencia. De paso, queremos ver a Toril entrenando al Puerta Bonita para ver si consigue hacerle el equipo más goleador de la categoría y a Mourinho dirigir al Canillas para ver si asciende definitivamente a la tercera división.
Con Vilanova, al menos, las cosas se han suavizado, los clásicos son más vistosos en lo futbolístico porque Guardiola no está desde la sombra incitando a sus jugadores a provocar atmósferas cargadas de tensión en cada partido de la máxima rivalidad y si ahora el Barça está más al alcance, no es por Tito, es por imperativo temporal de la competición profesional del más alto nivel.