miércoles, 25 de abril de 2012

Abandonar a tiempo y empezar de nuevo.

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"Cuando un amigo se va, algo se muere en el alma", dice la canción, cuando un club desciende de categoría es cierto que algo se estremece en nuestro interior sobre todo si este club no está muy acostumbrado a ser pasto del descenso y aún más si te pones en la piel circunstancialmente de quienes están involucrados en tan desagradable mal trago, no mereciéndolo.
http://soccernet.espn.go.com/
El fútbol como parte de la vida que nos toca vivir, tiene que dejar ver en las personas que están dentro de este circo un ramillete de valores, a parte de una cierta aptitud para desempeñar tu rol, tan destacables como la honestidad y la humildad para en un momento dado reconocer cierta incapacidad para hacer frente a nuestra responsabilidad. Dejarlo a tiempo (como hizo Héctor Cúper esta temporada en el Racing) y que otra persona más capacitada intente aportar sus cualidades para mejorar el presente y facilitar el futuro inmediato del equipo,o bien, resistir hasta el final, son actitudes bajo mi punto de vista irreprochables. Lo que sí me parece inadmisible, imperdonable e indigno es abandonar a los tuyos en los peores momentos o cuando la situación es ya irreversible, también, el no abandonar creyéndose al margen de toda responsabilidad incluyendo a los acomodados hombres de la casa.
El fútbol y las experiencias vividas en él, tanto las buenas como sobre todo las malas te enseñan mucho y te das cuenta que al final, el tiempo pone a cada uno en su sitio. Equipos que en temporadas anteriores han estado coqueteando con el "infierno" y terminan por conocerlo, es probablemente lo que han ido labrándose en las últimas temporadas por no haber hecho las cosas suficientemente bien. Lejos de ver esta situación como un drama, debería ser considerado como una oportunidad para mejorar toda la estructura de un club desde un lugar más modesto pero acorde a sus posibilidades. Cuando se pierde la categoría comienza una nueva realidad para organizarse con los pies en el suelo y rodearse de personas que demuestren menos arrogancia, más capacidad, mayor desinterés personal, amor verdadero a unos colores y mayores escrúpulos.